La mosca de la fruta o Libro de las mutaciones
“ ¿Te preocupaba eso, el escándalo? Sigues siendo un burgués, Zabalita”
Mario Vargas Llosa / Conversación en La Catedral; Tres, I
“Ma uno solo, senza dire niente a nessuno, un’altro giorno partia davvero”
Federico Fellini / L’Inutile
Prevalencia
Esos viejos primates ya no entienden
qué ocurre de este lado
Cuándo acabar
cuándo poner el punto necesario
al necesario discurso
cuándo clausurar el trayecto
dar vuelta la página sin rencor
y sin expectativa
porque así debe ser
como un día que sucede a otro día
por voluntad mecánica
Por ejemplo el área de reconocimiento
¿cuánta información almacena cada chip de la memoria
cada eslabón de la cadena que compone mi mapa
cada patrón de identificación de mi deseo demorado?
Por ejemplo digo
¿qué hora es allí
adentro de la imagen con la que te me instalaste
en el primer desborde?
Primera mutación
Arrecia el mapa sobre este costado humano
y uno da pelea
aunque sabe que no es mucha tampoco la fuerza que lo asiste
sabe que hay límites que nadie nos impone
pero que son inviolables
porque esta inviolabilidad no viene nunca de leyes ni mandatos
sino del más oscuro hueco de confianza que prende en la conciencia
Segunda mutación
Acaso esta noche me estalle el corazón
algo dirán entonces los que encuentren entre estos apuntes
una premonición o un testamento
si despertara en cambio
la mañana traerá su indiferencia como todos los días
y nadie sabrá que por las noches nos morimos un poco
sin que lo advierta alguno
Tercera mutación
Valemos como las polillas
por la mayor o menor cantidad de agujeros
que supiéramos hacer
en tanto nos matamos el hambre
hasta que en algún placar una voluntad previsora
nos ahoga con naftalina
Cuarta mutación
Qué curiosa esa letra que se filtra por el leve orificio
no parece una letra sino un pelo encarnado en la hoja
que trajeran tu ceja o tus pestañas y se quedara
para escribir conmigo
Quinta mutación
Estuvo allí
desplegó su memoria resiliente
desenvolvió las puntas que mi obstinación
se ocupara en amalgamar
tendió a volver al plano
y aunque no supo cómo
porque nunca se vuelve tras los choques al reposo primero
salvó con dignidad su condición de papel abollado
ignorante de cuanto en él hubiera escrito
en una tarde de ésas
Sexta mutación
Ah de los fantasmas de la memoria
¿es bueno recordarlo todo Dr. Tully?
desarrolle usted su píldora
yo puedo ofrecerle mis fantasmas
que no aprendieron a olvidar del todo
Séptima mutación
Ninguna dualidad
ningún dedo de dios que anime la mente humana
un puro cerebro que nos protege de cualquier confusión
amamos sufrimos lloramos pensamos y queremos en el cerebro
copulamos en el cerebro
nos envanecemos nos maltratamos nos reasumimos nos perseguimos
en el cerebro
creamos y defecamos en el cerebro
sentimos hambre y sentimos frío en el cerebro
nos duelen la enemistad y la indolencia en el cerebro
contraemos deudas que avalamos hipotecando nuestros cerebros
y desterrados desmembrados y descarnados
anidamos en nuestros cerebros
y nos dejamos pensar
pensar
pensar
por otras gelatinas
Octava mutación
No nos queda mucho por decir
algunos reelaboran líneas que dijeron otros
otros reelaboran canciones o títulos de películas
otros diálogos sostenidos por los actores protagónicos
todos firman sus poemas y sus libros
a nadie les importan demasiado las tablas de la ley
ni los códigos
ni los derechos adquiridos
somos preciados copistas en esta nueva revolución cultural
Novena mutación
Mire usted si estos botones rosas que motean el vidrio
fueran luces que flotan en la calle
y los autos pasaran entre ellas
y las mujeres colgaran de sus brillos la belleza tomada
y los hombres burláramos el centro de sus masas ficticias
y fueran el afuera y el adentro
uno mismo como de aquí parece
Décima mutación
Pero no es nada más que una sospecha lo que llena este tiempo
la vacía sospecha del desangelado
la conciencia tardía de lo que pudo sin que supiera cómo
una parquérrima demora de la voz
No obstante no nos hubiéramos atrevido
siempre hay un destino que llama en la evolución de las cosas
y estas cosas de ser pasan a veces
por más que uno no quiera
Undécima mutación
No pude programar el viaje por tu calle
ni acercarme siquiera de lejos
a tu casa asediada por estos nuevos lobos
dicen que mis pasos y mi cara quedaron registrados
en los discos de video
yo quería asaltar tu desmotivación
pero fueron buenos en protegerte los custodios que te robaron
el encanto
Decimosegunda mutación
Parece que por el asfalto se colaran tus temores antiguos
esas letras barrocas que traías atadas a los dientes
y que fuiste soltando por las calles
la noche que volvías con Marilyn espiando la etiqueta
tras bebernos el vino
Decimotercera mutación
Tenemos una calle en común
Borrás cada día mis huellas con las tuyas
y cada día sobreimprimo las pisadas repetidas
Busco las hileras de baldosas que estimo concurrentes
calculo la longitud de tus pasos ligeros
no quiero que ningún detalle quede librado a la improvisación
Un amor improvisado es un amor de principiantes
ingenuo
desvaído
y yo te amo con la obcecación de los locos que aman
te amo con exactitud milimétrica
te amo con necesaria y culposa infidelidad
porque nadie que ame puede ser fiel
Ser fiel en el amor es desconocer la dimensión de lo amado
temerle a la medida
evitar el placer de la comprobación
Yo te amo con la soledad de los perros que caminan la calle que nos une
y vos perra mía
vas oliendo mis pasos
vas dejando que te marque el territorio
vas quitándome espacio
vaciándome de secretos
Decimocuarta mutación
Por qué no decir con simpleza que no se trata de representar la vida
de recrear la realidad
de buscar los conceptos utilitarios que la expliquen
por qué no decir que se trata de hacerla posible
de que nazcan las cosas a medida que corren las palabras
y de que vos y yo seamos el producto
y no la redención
Decimoquinta mutación
Las manos me pesan hoy como antes me ardían los ojos
o la boca del estómago
es que las manos no quieren tregua
quieren una última oportunidad
la de amasar el pan que todavía no supieron
la de plantar ese árbol que se secó tantas veces
la de abrir la cancela sin que les cobren impuestos
Las manos no entienden de puntualidades burocráticas
ellas nacieron para la acción como el trabajo o la caricia
Decimosexta mutación
Vamos hacia una nueva linealidad
espiralada y en cadena
laberíntica
suerte de paso hacia la depuración que llega
con el último orificio
con la uña que en él se introduce para provocar la catástrofe
con el temblor que anuncia el nacimiento de la próxima criatura
Decimoséptima mutación
El mundo
esa veloz autopista donde los que mueren morirán igual
aunque nos empeñemos en regular su flujo
en una o en otra dirección
Mejor prepararlos para que no sepan que van a morir
Mejor mentirles un paraíso que quede a la vuelta de la esquina
donde un dios justo celeste o terreno
pueda proveerles la esperanza
achicarles los miedos
firmar ese pacto necesario de la resurrección
Decimoctava mutación
Tan fugaces tan ínfimos
los globitos que levanta la lluvia al repiquetear sobre las cunetas
algo saben de la activa eternidad
de la permanencia en movimiento que buscamos
en tanta charla ociosa
de la pura pulsión el puro auge
de la vida en momentos
Decimonovena mutación
Vas a nacer conmigo una mañana cuando menos los esperes
vas a entrar con el sol por la ranura que sostiene la puerta
vas a ocupar mi cama por tu cuenta como el sudor y el polvo
no habrá noticia alguna en ningún lado
vas a invadir la casa que más tarde podría ser la tuya
Vigésima mutación
Toda sonoridad rompe la boca si se sale de cauce
todo cauce es sonido conteniéndose
Vigesimoprimera mutación
En la vereda saltan ruedan las últimas colillas
y los primeros bostezos
el viento arrastra latas cajas pasta
y una mancha en el pantalón que fue amarilla y húmeda
comienza a blanquear y a condensarse
hasta volverse una fina caspa que denuncia
el apuro y la ansiedad
Vigesimosegunda mutación
Todas las piezas a la vista
¿cómo volverán a montarlas?
¿cómo llegarán a comprender su complejo mecanismo?
¿cómo integrarán las partes desmembradas
y proveerán la síntesis?
rueda espiral ayuda
busque en el catálogo de instrucciones
todo está dicho
allí
Vigesimotercera mutación
Bajó por ese hueco yo la he visto
traía una coleta larga de canciones prendidas en el pelo
y la blusa gastada pero limpia
como si nunca la hubiéramos usado
Vigesimocuarta mutación
Tuvo una serena definición
partió la hoja en mitades equivalentes
y llenó con grafía pareja una línea por bando
qué decir decían qué decir decían qué decir decían
también ellas aprendieron a multiplicarse
Vigesimoquinta mutación
La noche cayó sobre mi ejemplar de diario
a través de la aguerrida banderola
allí se confundieron las sombras
con los reflejos y las palabras
y nació esta noticia
Vigesimosexta mutación
Combatí contra ellos de manera impiadosa
reduje
invadí
traicioné
fui minando una a una sus defensas hasta saberlos
partes de mi elenco
prolongué mis tentáculos por la médula de sus singularidades
pervertí
conduje con vocación de tirano las formas y los tiempos
prometí lo que nunca me propuse ofrecer
y enarbolé en sus nombres mi declamada y mentirosa beatitud
Podría decirse que he triunfado
Necesito ahora que me expliquen por qué me echan de menos
Vigesimoséptima mutación
Cuando colgamos el cartelito de vendido
ni vos ni yo habíamos previsto las consecuencias
y las consecuencias se nos vinieron encima
echaron a galopar sus caballos sobre nuestras cabezas indefensas
perforaron nuestros estómagos
se fijaron como parásitos en cada cuadrícula de la piel
anularon nuestras piernas
y fuimos apagándonos al unísono
perdiéndonos con la última claridad de la tarde
en esa hora en la que todos vuelven
porque nosotros no supimos volver
Vigesimoctava mutación
Felipe Aldana sube al altillo a escribir poemas
y yo no soy Felipe Aldana
tampoco conseguí romperme después de escribir mi verso
y no me encuentro entre los todos que hacen la poesía
según la maldición de Lautrèamont
Yo apenas si puedo con mis huesos
que arrastro llevando una lapicera
el estuche con los anteojos
varias servilletas de bares que son siempre los mismos
y algunos arañazos de escrituras que son siempre las mismas
aunque es distinto ahora que te lo cuento a vos
Vigesimonovena mutación
Cada tanto me elijo una novia
la bajo de la cartelera
le quito de las pestañas los restos de tinta
que le dejaron los anuncios
y nos vamos por ahí
a recorrer las calles más oscuras
por afuera de cualquier circuito
Trigésima mutación
Si me hubiera cortado una mano no tendría esa mano
si me hubiera cortado algún pie o arrancado los ojos
no tendría ni ese pie ni los ojos
preferí conservarlos
el recuerdo de lo que con ellos hice se parece a la Gehena
pero sólo el recuerdo
yo juzgo que todavía tengo tiempo de superar la historia
Trigésimo primera mutación
Se derramó sobre la plancha tibia una gota del bife
primero extendió su mancha lacre
después se fue tostando de a poquito
hasta volverse blanca
qué curioso
Trigésimo segunda mutación
Vengo de la terraza de mi sueño de almirante
no quedan tierras por descubrir
las mujeres hermosas y vírgenes son propias
de un pasado salvaje
que nos fue revelado como promisión
que movió nuestros primeros instintos
las primeras grafías inseguras en busca de un poema
pero que después se gastó como maderos roídos por el agua
podridos de humedad
Trigésimo tercera mutación
El blanco banco aúlla como aúllan
los blancos perros de los bancos blancos
como perros
perros que aúllan como blancos bancos como perros
perros blancos como bancos
negros como perros
blancos
bancos
Trigésimo cuarta mutación
Éramos islas te acordás la noche
que vinieron por ellos
nadie supo de nuestras inquietudes
Él se quedó a vivir ahí
debajo del cedro
y un perro le aceptó la intemperie por casa
Trigésimo quinta mutación
Me pierdo tras los pasos de la Ramona Montiel
de lo que queda
cómo hacer para que no piense en mí cuando hace el amor
con otro
cómo hacer para que no piense en otro cuando hace el amor
conmigo
de lo que queda
como ser el amor
cómo hacer para que no piense
Trigésimo sexta mutación
Busqué por detrás por abajo por adentro
no se me ocurrió mirar
y estaba
adonde había estado siempre
adonde no podía estar
cómo iba a estar ahí
al alcance de la mano
delante de la línea de mis ojos
vertical y completa
cómo podía permitir que mi aliento la empañe
si era de cristal
si siempre había sido de cristal
hasta hoy cuando mutó en azogue
Trigésimo séptima mutación
Me tienta esa firme serenidad de la viga
empotrada en la madera
¿cuántas bolitas de caramelo me reemplazan
en tus noches de lujuria?
Viniste con el pan bajo el brazo como me habías prometido
sólo que nunca hubo tiempo
para que lo pudiéramos compartir
Trigésimo octava mutación
Debajo de la tapa
una música roza la arista de la mesa
alarga la arista de la mesa
afila la arista de la mesa
yo me enanco en la música y desvío
la arista de la mesa
debajo de la tapa que me trajo
la música a la mesa
yo me enanco en la mesa y le desvío
la arista hacia la música
Trigésimo novena mutación
Anduve por el filo del vaso hasta la transparencia del agua
a cuyo través se deforman las cosas
que están del otro lado
los listones de la silla por ejemplo
son agujas de distintos calibres
y tu boca nada más que una mancha
a la que no debería responder
pero estás vos sentada allí enfrente
me hablás con esa lengua incomprensible
me mirás con esa cara neutra
y se van acabando las excusas
Cuadragésima mutación
Fue más o menos así
Venías por las tardes y te quedabas a esculpir canciones
con la punta de la lengua
yo te servía una copa de vino tinto
masticábamos queso y filosofía en porciones equivalentes
y después te colgabas en vaguedades que nunca comprendí
Arrugabas la nariz entonces
Finalmente te arqueabas contra el espaldar de la silla
para que estirara mi mano y te rescatara
rozándote el pezón izquierdo
Cuadragésimo primera mutación
Traíamos la verdad en los ojos
y en los puños
una secreta aspiración de viento
que acabó devastándonos
Cuadragésimo segunda mutación
Acordamos tres caras para el dado
y nos guardamos las otras tres
sin embargo en el corte se nos deshizo el cuerpo
apenas quedó una exposición de pirámide hueca
que ninguno se atrevió a llenar
por temor a que surgiera otra cara
que oficiara de enlace
y el principio de precaria equidad que habíamos construido
resultara expropiado
para beneficio de quién
Cuadragésimo tercera mutación
No sé si veías lo que nace detrás de las pestañas
esa caspa que sale de frotarse los ojos
sucios de no dormir
Construimos las noches con hilachas de poemas menores
líneas tristes que fuimos enhebrando como dos costureros
sin otra ambición que la de mentir el frío
Poca cosa ha sido para tu vocación de escándalo
Sucede que a ninguno lo asistió el talento
nos perdimos en estéticas vanas
recorrimos caminos que creíamos recién descubiertos
y discutimos a golpes de sexo las ficciones que nunca
nos representaron
Ahora no podríamos reconocer la derrota
Entre el escándalo y el ridículo media el paso
de una segunda decepción
Cuadragésimo cuarta mutación
Podrías haber previsto la irremediable pérdida
esa ronda de tanteos estratégicos de los buenos boxeadores
debió ser el inicio
pero no será Kant quien nos convoque ahora
es más
mejor no nos hubiera convocado nunca
mejor hubiera sido extraviarnos en los excesos de Dionisos
mejor esmerilar con Apolo la virtud que heredamos
mejor vivir y los dos lo sabíamos
desde el origen mismo la tragedia que nos hermana
Cuadragésimo quinta mutación
Perdí algunas cosas que no estaba dispuesto a perder
la posibilidad por ejemplo de llevar una mujer del hombro
la costumbre de la sobremesa
pegarle a la pelota de chanfle para que señale el recorrido de la elíptica
o repetir las canciones de la infancia
Claro que ni patio tengo
ni campito con arco a la vuelta de la esquina
ni vino en la bodega
ni ganas de alargar el camino apurados como estamos
Cuadragésimo sexta mutación
No es cierto que naciera
esta vida que llevo se prolonga por debajo de gastadas baldosas
sobre las que antes caminaron displicentes
unas diez generaciones
mezcla de tierra y afirmado y cemento
y algunas raíces que se filtran con sus bulbos húmedos
y su esperanza razonable
y algunos insectos que remueven y airean
y algún golpe de cabo de martillo
Cuadragésimo séptima mutación
Seríamos diez o doce los que diseñábamos el futuro
sabíamos qué poner dónde y cuánto invertir cuándo
sabíamos asistirnos en nuestra incompletud
Después crecimos nos pusimos serios y nos dispersamos
el tiempo se aceleró de manera que ninguno previno
y confundimos saciedad con bonanza
hasta que una fuerza que nos venía desde adentro
nos saltó por los ojos
cuando ya no estábamos juntos
y a ninguno le alcanzó con las palabras
Cuadragésimo octava mutación
Había que ver lo que era
había que verla trepando por las hojas taladrando los tallos
jugando con la luz un ajedrez aterrador
había que verla colgando de sus pocos pero irrenunciables principios
había que admirar lo que dejó tallado en las paredes
había que saber que no fue por vocación que la amaba
Cuadragésimo novena mutación
Ahora que es tarde para mí para vos para la transformación posible
nos sentamos en el cordón de la vereda
y vemos la pendejada idiotizarse con la versión más reciente de los espejitos
donde los sinnombre se miran y gesticulan
y entienden o no
que los espejos reflejan el alma
pero no siempre devuelven los rostros
no siempre confirman la identidad
Quincuagésima mutación
Supongo que dije lo que tenía para decir
no lo que quería que es propio de los artistas sociales
no lo que debía que es propio de los pensamientos esclarecidos
no lo que me pedían que dijera que es propio
de los demagogos y los prestidigitadores
lo que tenía para decir
para no romperme antes de tiempo
para tratar de ganarle unos minutos a la perseverancia de la muerte
Quincuagésimo primera mutación
Y ellos estarán ahora lamentándose por no haber resistido
pobres huesos abandonados por la carne
traicionados por la razón
pobres diablos librados a sus suertes
pobres soportes fosforescentes y agusanados
que padecen por toda la eternidad la humillación de la leyenda
Quincuagésimo segunda mutación
Han pasado palomas y sabandijas
atento como estuve tantos años a campo abierto
a cielo disponible
palomas no más osadas que las del dudoso perímetro del paraíso
y sabandijas no más discretas que los vecinos de la cuadra
que es como decir del universo
y vuelo y huella y cardo y nube
fueron la misma impronta dibujada desde las dos perspectivas
el mismo desquicio de derroche de un tiempo que tuvimos
o la síntesis misma del trayecto que cubrimos y espera
Quincuagésimo tercera mutación
Govinda ya quedó en el camino
ahora se aproxima la pelea
el momento de encontrarme con el que nunca quise
para gritarle mi desprecio a la cara sin despegar los labios
Quincuagésimo cuarta mutación
Un día de éstos voy a asaltar un banco
voy a robar la cifra necesaria para viajar a verte
y comprar esos tomos que me faltan y tanto me perturban
después pagaré con lo que quede
mi casa mi auto mis apuntes
esos días que quiera sustraerme la justicia usuraria
Quincuagésimo quinta mutación
Muerto
puedo dar mi cuerpo a la tierra al fuego al agua
pero nunca al aire
y esa imposibilidad me mortifica
más
ni muerto puede el cuerpo de un hombre
volar
Quincuagésimo sexta mutación
Paso por las bocas de la gente como una escobilla
a un mismo tiempo contamino y limpio
por eso el que no supo prevenirse
ve la franja pulida o la bacteria según su comprensión
Quincuagésimo séptima mutación
Wilde había trepado la barranca antes de que me decidiera
a conocerlo
supo que toda la verdad se construye a partir del individuo
y fundó entre los huecos de la cárcel la religión más apta
esa versión arbitraria de la historia
que la hace creíble
Quincuagésimo octava mutación
Sayula sabe a sangre seca
y a polvo seco
y a muerte seca
Sayula deja que los descamados cuelguen
de las cuerdas secas
y hasta la seca memoria de Sayula
es un llanto sin lágrimas
Quincuagésimo novena mutación
Repetir hasta sabernos qué
cuándo repetir
dónde en la cadena indescifrable y exacta
Una línea en mutación
unas pocas palabras
y ni dios ni la idea ni el esfuerzo modificarán el curso
Sexagésima mutación
Daba lo mismo abrirlo que tirarlo de paso
pero abrirlo era un gesto de rebeldía
por eso lo tiró
Sexagésimo primera mutación
Cae un polvo de agua que denuncian las luces amarillas
y que ensangrienta el piso
la gente no sabe si beberlo
pisarlo
o respirarlo
Sexagésimo segunda mutación
No deja de ser estimulante esta exclusión de todo
Saber que nunca accederemos al mundo que se ofrece
nos da cierta elegancia
y tampoco se envidia
Sexagésimo tercera mutación
Deberías haberme prevenido de tu risa de carne
yo no supe qué hacer con tanta risa montada en las paredes
filtrada en los espacios reducidos que me dejan los libros
quebrada en la mitad de este poema que no sé terminar
me atontó tu risa de pueblera sobre la mesa dura
tu sexo ofreciéndose de espaldas
tus pechos volcados en las hojas que nada te interesan
tu mirada de yegua que me sigue cuando voy por la calle
y se mezcla con otros garabatos
que poco y nada dicen de lo hecho
Sexagésimo cuarta mutación
Nada cambia cuando cierro la puerta
por detrás del zumbido de la moto
antes vi flotar el pelo rubio y el cuello de la blusa
antes le echamos a las plantas dos copitas de agua
antes nos cambiamos con las lenguas un par de caramelos
antes nos rendimos a la hora con los cuerpos mojados
antes habíamos reñido
por la otra o el otro como ocurre
Sexagésimo quinta mutación
Si no fuera porque no lo somos
yo sería un personaje ordinario
y vos una tentación peligrosa y cara
pero los dos sabemos de qué hablamos mientras el ficus crece
Sexagésimo sexta mutación
Se trata de que no hablemos
se trata en fin de que no hablemos
se trata de tratar que ya no hablemos
se trata de que
Sexagésimo séptima mutación
Ella me dio el primer pasaje al infinito
yo lo imaginaba inabarcable
y era nada más que una porción de esperanza
que nunca se resuelve
el infinito cabe en un solo desencuentro
una sola mentira
un apenas sugerido deseo de claudicar
pasaron momentos que ahora no recuerdo siquiera
pero sé que se fijaron ahí
donde tampoco los alcanzo
Sexagésimo octava mutación
No pude probar que mis argumentos mejoraran los suyos
así que intentaré lo contrario
como estoy convencido de que tampoco lo podré demostrar
la constancia del fracaso de ambos
será mi pequeña y bizarra victoria
Última mutación
Un día encontraré ese paso que busco con desesperación
el agujero inaugural para que el hombre que desciende de los hombres
apoye su nariz
y aspire hasta quedarse ciego
Ex libris
“eadem mutata resurgo”
De haber un espacio de conciencia más allá de la muerte
Bernoulli no descansaría en paz
su voluntad ha sido traicionada por los tristes epígonos
y aquello que profetizó no se ha cumplido por obra del azar y la torpeza
Bernoulli por supuesto no lo sabe
tampoco que algún vórtice infinito se lo habrá devorado
y que de él sin embargo la energía que guarda su sentencia
lo devuelve al espacio cada vez que se aplica una espiral
Algo es cierto digamos
Ninguna abreviatura ayuda
a traficar con emociones
ninguna consabida ansiedad
corrige los errores ni enseña las horas
y los días
Menos enmienda la palabra los presuntos
arrepentimientos-
reparo de la edad a cierta altura
testeo de un terreno antojadizo
apenas bosquejado-
Menos insisto la palabra
acude cuando se la convoca
jamás una letra me ha dejado
otra noción que el signo
Casi nunca un alivio que aligere
alguna novedad irrelevante pero grata
ritmo aunque más no fuera
liviandad
atisbos para huir por algún lado
Y lo que aún no he dicho
Muchas veces repetí el intento
o al menos creí mientras buscaba
novedad en ramas diferentes
intuir otra letra que se abría
como nueva promisión
a pesar de los costos y esas cosas
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